¿Cómo participar?

Editorial 2022

Comenzamos un nuevo año, apostando una vez más por aquello que nos caracteriza como Institución destinada a la transmisión y enseñanza del psicoanálisis: la formación del no-todo analista a la que llamamos permanente. Esto denota una formación orientada por las transferencias de trabajo y a los textos, que sostenemos y desplegamos los que hacemos Mayéutica-Institución Psicoanalítica, donde no hay títulos, ni egresos de ninguna índole.

Como todo comienzo, es una reanudación y a la vez la posibilidad del advenimiento de lo novedoso. Es por ello que, acorde al principio de no estatuir una verdad con valor absoluto ni perenne, es decir, consecuentes con la enseñanza de Lacan, y de nuestro maestro Roberto Harari quien no dejaba de recordarnos el carácter permanentemente revisable de sus propuestas, damos comienzo al ciclo 2022 de nuestro Programa de Formación Permanente.

Dicha instancia reúne y da cuerpo a los diferentes artificios que conforman la mencionada enseñanza y transmisión, renovando y poniendo en cuestión la lectura de los textos, el trabajo con la teoría y las presentaciones clínicas. Consolidando de tal forma, un modo de trabajar en pos del porvenir del psicoanálisis que nos compromete en sostener la diferencia con aquello que se presenta como escolarizado, universitariamente diáfano y cronologizado.

El 2021 ha sido un año acrisolado por sucesos de diversa índole emocional y afectiva. Hemos perdido (como un altísimo porcentaje de humanos a nivel planetario) seres muy queridos al tiempo que no sólo seguimos adelante, produciendo y trabajando, sino que también celebramos nuestras primeras jornadas bienales en formato remoto, y una primera actividad “bífida” (presencial y remota) que nos permitió reencontrarnos en la tarea compartida.

Así nos encuentra este 2022 que nos invita a una intensa tarea que nos entusiasma tanto al interior, como en las actividades que Mayéutica sostiene desde su fundación: el Centro de Extensión Psicoanalítica, Convergencia- Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano y la Reunión Lacanoamaericana de Psicoanálisis que forman el “entre otros” en el que nuestra Institución afirma, cada vez, su trazo diferencial. Este movimiento moebiano pone en crisis la antinomia imaginaria afuera-adentro en que autorizamos nuestro hacer, que como sabemos, no es posible si se pretenden esquivar las incomodidades que presentan el compartir con y entre otros.

Será también la ocasión de renovar el Consejo Directivo y la Coordinación de las Secciones, evento que como sabemos es fundante en muchos términos: sostiene la institución en sentido orgánico y práctico, pero también en lo que hace a la mencionada formación permanente de los analistas. Cuando decimos que la pertenencia institucional es parte de dicha formación no nos referimos solamente al hecho de estudiar con otros y asistir a actividades, sino a asumir los diferentes compromisos en la gestión, ya sea en las Secciones como en el Consejo Directivo.

De tal modo, las reuniones de la Lista Punzón son la oportunidad y el lugar donde poner a jugar las diferencias, abrir y retomar discusiones no sólo por el valor que toma la controversia sino porque se trata del sostén de los lazos sociales. Nos convocamos allí para tomar la palabra en relación con aquello que hace al funcionamiento del presente institucional, poniendo a jugar el deseo de psicoanálisis, opiniones, discrepancias y sugerencias. Tomar la palabra puede resultar en situación incomodante, ya que implica salir del lugar de la queja de aquello que nos parece inconducente  o inapropiado, pero imprescindible para que la institución que ”queremos” deje de ser un “soliloquio complaciente” o una murmuración pasillesca , al tiempo que nos compromete en un aporte consistente.

La participación en los destinos de la Institución nos permite, también, reconocer la deuda con quienes nos precedieron al implicarnos con las nuevas generaciones de analistas que a su vez harán lo propio.  Por si algún alma distraída aún no lo hubiere notado, la pandemia demostró la complejidad de nuestra relación al tiempo poniendo de manifiesto que somos temporalidad. Somos tiempo, que de uno u otro modo siempre nos hace falta. Es por eso que el trabajo en la institución no depende tanto de un tiempo que se invierte como de una castración que se arriesga, y claro está que cuanto mayor es la responsabilidad mayor es el riesgo. El psicoanálisis también nos enseña que no arriesgar por no perder, acarrea casi ineludiblemente algo peor.

En el año del 45º aniversario de Mayéutica, podemos decir con gran orgullo que hemos ido variando nuestros modos de implementar la puesta en acto de la transmisión y la enseñanza porque han ido cambiando los tiempos, y porque ejercemos una lectura activa y critica de los textos sin cejar en la interrogación de la clínica a partir de nuestra práctica. Nuestra ética, y los documentos en que nos apoyamos nos mantienen vigentes sin esquemas prefijados ni organización institucional inmutable. Vale, pues, una celebración.

Y porque cada actividad conlleva potencia de cita en la cual sostener nuestro deseo de no conformar ni conformarnos con saberes coagulados, propiciando el surgimiento de un decir de analista, allí nos vemos.

Gabriela Spinelli

p/Consejo Directivo 2020-2022

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