Comenzamos un nuevo año y renovamos la apuesta. Proponemos desde la Sección Enseñanza dedicarnos a trabajar “el acto analítico”. Por este motivo nuestras actividades tendrán como norte este tema que iremos abordando desde distintos artificios. Comenzando por el curso de verano, actividad que venimos sosteniendo como momento de compartir el estilo con el cual nos aproximamos a la lectura de Lacan, orientados por la obra de Roberto Harari, con quienes deseen acercarse a la actividad institucional. Como analistas en formación permanente, con nuestra transmisión, intentamos anudar la enseñanza teórica con la clínica. Transmisión de un rasgo de lectura del psicoanálisis que orienta la praxis de nuestra institución en el lazo con otros. Invitamos a participar en los distintos espacios, en tanto que lo dicho por los analistas que coordinan, como lo dicho por los que participan con sus comentarios y preguntas logre crear un modo de leer y decir el psicoanálisis que nos permita hacer posible que éste prosiga. Situándolo en el trayecto que va del qué hacer al quehacer, para ubicar la disparidad que hay en la transferencia analítica, en tanto que el que escucha determina al que habla y en tanto que esta posición se tiene que sostener a lo largo del análisis, hasta su caída. El analista va a escuchar para que pueda resonar en la transferencia para quien habla, lo que está diciendo y se genere con sus incidencias una invención. En ese sentido el qué hacer puede ser un disparador, pero lo único que tiene que hacer el analista es escuchar y audicionar, saber que es responsable de lo que el otro dice, no del contenido sino del acto de hablar. En esta línea sostenemos que el analizante hace al analista, siendo éste un término del inconsciente, en tanto que la pulsión interpela al Nombre del Padre. Es así como las palabras se demoran, se juntan, se pegan, se arrastran. Encontramos la pulsión tanto en lo que hace a los orificios corporales como a lo que se llama deriva de goce. trayendo algo del orden de la existencia del sujeto con la paradoja en juego de que no hay sujeto de la pulsión, pero no hay sujeto sin pulsión. Bajo el efecto del corte, interpretación y forzaje mediante, hay un pasaje del ser al a-ser y esto permite al sujeto un saber hacer allí con, un instrumentar en lugar de ser instrumentado. Por esta deriva comenzaremos en el curso de verano con el “Hacer del analista”, luego en conversación con un filósofo nos acercaremos a la noción de “Acto”, para continuar durante el año trabajando el Seminario de Lacan “El acto psicoanalítico” desde sus cuestiones cruciales y, como decíamos anteriormente, orientados por Roberto Harari haremos un recorrido de su obra por este sesgo en el Seminario de Clínica Lacaniana. Los invitamos a hacer este recorrido apostando a una transferencia de trabajo que genere espacios de encuentro en nuestro ser analistas.
