EDITORIAL OCTUBRE-NOVIEMBRE 2023 Laura Ahumada. Nuestra querida Institución se ha propuesta en esta etapa y después de cuatro décadas de trabajo por y para el psicoanálisis freudolacaniano en Argentina y en el mundo, volver a la letra del maestro que diera nacimiento al psicoanálisis, Sigmund Freud. Con el título que nos inspiró “Dont forget Freud”, renovar la lectura desde diferentes abordajes del Freud de Psicopatología de la Vida Cotidiana y su subversiva propuesta en relacion a como pensamos el lenguaje desde el psicoanálisis. Hay del Retorno a Freud, propuesto por Lacan en un primer momento, que implico una renovación de la traducción en muchos términos, las operaciones que realiza son diversas y requieren categorías complejas para poder pensarlas. (Lapsus Calami, numero 4, pg.14) Hay de la traducción como tópico ineludible del psicoanálisis ya que va desde la traducción como operatoria subjetiva en los momentos constitutivos del sujeto en la adquisición de la lengua, atravesando la lengua materna hacia el bilingüismo de la histeria. La traducción como operación de lectura y su traición indefectible, habitando su imposibilidad. La traducción que trabaja al psicoanálisis. Del alemán, el inglés, el francés, el castellano, entre otras lenguas en las que vive el psicoanálisis. El psicoanálisis trabajado por la traducción. La traducción del psicoanálisis tiene una historia que se trama en la construcción como doctrina y como movimiento científico a lo largo del siglo xx y hasta nuestros días. La traducción del alemán al inglés cabalga sobre la historia del movimiento psicoanalítico en lo que fue la expansión de dicho movimiento freudiano en este caso en Inglaterra haciendo foco en dos de sus protagonistas mas emblemáticas. Joan Riviere y Aliz Strachey. Luego de la Primera Guerra Mundial las ideas de Freud se propagaron en el mundo del habla inglesa. El espacio intelectual y de vanguardia que alojo y tomo sus ideas fue Bloomsbury. La intensidad con que las ideas de Freud se afianzaron tuvo mucho que ver con cómo fue re pensado en inglés. Pero la tarea de traducir a Freud correspondió al grupo de Bloomsbury. A dos analizantes de Freud Joan Riviere y Alix Strachey. Con estilos muy singulares cada una. Joan Riviere , 1883 1962. Inteligente, elegante, áspera, escritora de psicoanálisis, tradujo el trabajo de Melanie Klein al inglés, y le dio una claridad que ni la misma Klein logro. Esta ironía resulto simbólica para entender la entrada del freudismo en Inglaterra y a la vez la transmisión internacional de la obra de Freud y de sus discípulos en el arranque del psicoanálisis. Joan Riviere tuvo un rol importante allí. Su tío fue el intelectual relevante que la conecto con Cambridge, Daba unas conferencias allí que, según uno de sus alumnos, James Strachey, eran las únicas conferencias que valían la pena oír. La enviaron a aprender alemán a Alemania y no hizo carrera universitaria. Fue una gran diseñadora y dibujante y llego a ser modista de la Corte. Circulaba en el círculo de Cambridge por medio de su tío. Strachey la recuerda, inolvidable. Alta, hermosa, distinguida, impactante. A fines de siglo fue esta Sociedad la que fomento el interés en Freud entre los intelectuales británicos, incluso en 1912 Freud contribuyo con Una nota sobre lo inconsciente en psicoanálisis, a sus Actas de sesiones. Analizante de Jones para 1916. Jones la reconoció ‘inusitadamente inteligente ‘y la recluto para la causa del psicoanálisis. Miembro practicante, formo parte de la Sociedad psicoanalítica británica y tradujo a Freud, en particular las Conferencias de Introducción, según Jones, ‘estableciendo un nuevo criterio que torno posible por primera vez que lectores del inglés comprendieran que Freud no era solo un hombre de ciencia sino un maestro de la escritura en prosa. Aun con tantos logros, Jones la derivó a Freud para análisis y confeso que ‘fue el peor fracaso que jamás he tenido.’ El análisis de Riviere con Jones fue agitado y turbulento, hay cartas que lo registran, y genero a su vez fuertes turbulencias en la relacion entre Jones y Freud, replanteos y discusiones acerca de la teoría y acerca de la transferencia. Con Freud se analizó un ano en 1922. Según el biógrafo, Riviere se enamoró de Jones, le declaro su amor y sufrió un amargo rechazo de su parte.’ Freud critico fuertemente el modo en que Jones manejo la transferencia con Riviere. Lo reprendió con dureza. En medio de estas complejas pasiones de transferencia, Freud reconociendo las habilidades intelectuales y literarias de Riviere, persuadió a Jones de establecerla como editora de la traducción de la Revista Internacional. El cargo era muy importante, porque en aquellos días tempranos muchos de los artículos publicados en la Revista eran de Freud o traducciones del Zeitschrift y de Imago. Riviere se convirtió así en la persona responsable de la forma en que gran parte del psicoanálisis se propago en Ingles. Siguió siendo editora de la traducción hasta 1937, cuando renuncio para consagrarse al trabajo clínico y a sus propios escritos. Jones se percató de que Freud estaba tratando de designarla también editora de sus Collected Papers, la versión previa a la Segunda Guerra Mundial de la Stándard Edition. Cargo al cual Jones aspiraba. Él también la consideraba intolerante, dictatorial, una mujer dominante e intimidante.’ En aquel entonces Freud estaba elaborando sus nociones de superyo y sentimiento inconsciente de culpa. Su segunda tópica cabalgaba a la par del análisis de Joan Riviere y de su disputa con Ernest Jones. Siempre en base a la correspondencia que perduro, pareciera que hubo una trasformación notable en ella después del análisis con Freud. Esto no termina acá. Para 1920 en el Congreso de la Haya, Joan Riviere conoce a Melanie Klein. Se inicia allí una comunión mental entre ellas. Klein encontró una defensora inglesa que traducía con claridad su trabajo al inglés. De esa intensa relacion no nos vamos a ocupar acá, hoy. Pese a su defenza de Klein, Riviere nunca se volvió en contra de Freud. Alix Strachey 1892, 1973. Para 1913 el enérgico Ernest Jones, ambicioso, había soñado, dice el biógrafo, con una edición inglesa completa y estandarizada de los trabajos de Freud. Se desempeño como padrino de un proyecto que cayo en las talentosas manos de Joan Riviere y gradualmente, de James Strachey y su esposa, Alix, ambos partidarios del grupo de Bloomsbury. Fue en ellos dos en quienes recayó la tarea de transformar a Freud en ‘un hombre ingles de ciencia y basta instrucción nacido en mitad del siglo XIX.’, cuando los Collected Papers cedieron paso a los 24 volúmenes de la Stanrd Edition, luego de la Segunda Guerra. Si bien Alix siempre aparece bajo las palabras ‘bajo la colaboración de’, participo ampliamente en el trabajo de traducción, critica y colaboradora constante de James Strachey durante casi medio siglo, desde que Freud, al poco tiempo haber iniciado el análisis de los Strachey, les pidió que tradujeran un artículo ‘Ein kind wird geschlagen’. Alix nación en Nueva Jersey. Padre norteamericano y madre británica. A los seis meses de Alix, su padre se ahogó y su madre regreso a Gran Bretaña. Madre feminista y pintora dedicada, vida bohemia, viajaba con sus hijos. Instrucción escolar irregular para sus hijos, la música y el arte siempre formaron parte del plan de estudios informal. Alix, aguda, sarcástica e inteligente. Parece haber sufrido algún diagnóstico cercano a la anorexia y se transformó poco a poco en una figura alta y masculina, con gesto perturbado, como es evocada en las impresiones de Virginia Woolf. Parece que poseía una tendencia melancólica, entre otras cuestiones y al decir de Virginia ‘Alix poseía un buen cerebro, pero no la suficiente vitalidad para mantenerlo en funcionamiento y un aire de desesperación, sensata y sólida, vasta, pero de un tono tan bajo como un sótano de carbón.’. Fue secretaria de Leonard Woolf y para 1915 se instaló en Bloomsbury. Fue una clásica participante de aquel grupo. Pacifista, socialista, Woolf la recuerda e imagina ‘sentada eternamente como una especie de diosa del destino, inspeccionando el paso de las generaciones morales.’ Numerosas aventuras románticas, apasionadas o frías. Así y todo, su deseo estaba con James Strachey. James, miembro de la elite, con gustos artísticos modernistas, inteligente e irónico. Alix lo cortejo de muchas maneras, primero desde lo intelectual, con su conocimiento de Freud. Sorpresivamente se casaron pronto. Ante el pedido de James, Freud acepto analizarlo a un precio más bajo de lo habitual dado ‘que era el caso de un hombre que desea ser un discípulo y convertirse en analista.’ James y Alix en 1920 arribaron a Viena, en principio se analizaría James, pero Alix luego de un ataque de agorafobia, le pidió a James que abordara a Freud en su nombre. Aunque Freud había pensado desde un inicio que el análisis conjunto de una pareja sería una ‘imposibilidad técnica’ pronto estuvo fascinado en parte por el caso de ella y en parte por el efecto de las acciones y reacciones causadas por el hecho de analizarlos a los dos a la vez.’ Aun cuando el análisis con Freud no había ‘resuelto’ los conflictos de los Strechey, proveyó tanto a Alix como a James una dedicación de por vida al psicoanálisis. La cultura del psicoanálisis y el trabajo de traducción se convirtieron, a partir de entonces, en el centro de sus vidas. En 1921, antes de que el análisis doble terminara, Alix y James comenzaron su traducción en colaboración de lo que se conoció como Historiales o Collected Papers, que emergieron como un Tomo de más 600 páginas en 1925. Freud fue consultado. Hubo incluso un Comité del Glosario, compuesto por Jones, Anna Freud y Joan Riviere, cuya traducción de las Conferencias Introductorias había aparecido en 1922. Se reunión en forma regular para determinar cómo debían traducirse los términos técnicos. Por recomendación de Freud, Alix viajo a Alemania a analizarse con Abraham hasta que este murió inesperada y fatalmente. Durante su estadía en Berlín Alix fue admitida en el febril mundo del psicoanálisis alemán. Asistió a conferencias y seminarios en el Policlínico, escuchó a Otto Fenichel, Franz Alexander, Bernfeld, , Sandor Rado. Solía cenar con los Abraham, conoció a Lou Andre Salome, Helen Deutch y Hanna Sach. También conoció a Melanie Klein, quien se analizaba en aquel entonces con Abraham. Se convirtió en su defensora, le enseñó inglés, la ayudo a instalarse en Inglaterra y tradujo sus Conferencias. Continúo traduciéndola simultáneamente con la de Freud durante algunos años. También atendió pacientes, prosiguió con su análisis primero con Eduard Glover y más tarde con Sylvia Payne. Devota de la causa psicoanalítica, traductora, editora. A pesar de su trabajo a favor de Klein y de su amistad con ella, Alix nunca se convirtió en una ‘kleiniana’. Escribió dos libros siempre con su devoción al psicoanálisis y a su potencial profiláctico. Sostenía que, aunque no todos puedan someterse a un análisis, el conocimiento de la teoría del psicoanálisis puede ayudarnos a vivir y a criar a nuestros hijos de manera tal que nuestro potencial destructivo sea apaciguado. Por este motivo dedico su vida a la tarea de traducir y propagar las ideas psicoanalíticas.