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Editorial Septiembre - Octubre 2023

EDITORIAL  SEPTIEMBRE-OCTUBRE  2023

 

María del Carmen Iribarne.

 

 

“Dos cualidades debe tener el temperamento del investigador :

 

        1-       Debe ser temerario en el intento

         2-      Pero debe poner sentido crítico en su trabajo

                       (S. Freud. Carta a Fliess del 21/4/1884)

 

 

           Dos cualidades que han distinguido a Freud a lo largo de su vida, en todo el camino de su trabajo.  Temerario es aquel sujeto que se define por acometer una acción peligrosa con valor, por momentos hasta con cierta imprudencia, sobre todo para aquellos apegados a las normas preestablecidas.

             Él fue el portavoz de la pregunta, el que genera enigma con lo más simple… El que abre brechas en terrenos inexplorados…

Nunca retrocedió frente a las descalificaciones de la comunidad científica, todo lo contrario, sostuvo con valor sus descubrimientos, desarrollandolos desde su propio análisis, cosa que para cualquier otro hubiera sido  ilusorio e impensable, “delirante” dirían…    Y si algo también lo definió fue la sencillez con que revisó su teoría cada vez que su clínica cuestionaba sus anteriores teorizaciones.  Sostuvo hasta el final de su vida que aquellos que lo sucedieran debían seguir con ese mismo espíritu, ese que él desarrolló hasta el final de sus días… El lenguaje está vivo y el devenir de la historia va proponiendo nuevos desafíos a los que hay que abordar con el mismo entusiasmo que definió a nuestro Maestro. 

 

           En los inicios, cuando sustituye la “sugestión hipnótica” por la “asociación libre” introduce su descubrimiento fundamental: había advertido que todas las representaciones que aparecen en la conciencia están relacionadas con la vida psíquica del sujeto y además, están determinadas por un plano más profundo y difícilmente accesible de aquella, que él llamó “Lo inconsciente”.  La novedad de la “asociación libre” residía en el hecho de que el protagonista principal del tratamiento era el propio paciente, quien con la ayuda del psicoanalista y actuando como una suerte de arqueólogo de sí mismo, analizaba su historia para poder así encontrar las claves de su padecimiento, “enterradas” en su pasado.  En “Construcciones en el análisis” de 1937   afirma que:

      “…la principal diferencia entre ambos trabajos reside en que para la arqueología la reconstrucción es la meta y el término del empeño, mientras que para el análisis la construcción es solo una labor preliminar.” (Ae XXIII – Pág 262)

        En su basta obra analizó con minuciosidad e insobornable rigor científico una enorme variedad de cuestiones vinculadas con la vida psíquica, el Complejo de Edipo, la sexualidad infantil, la dinámica entre los conflictos entre el ello, el yo y el superyo, el narcisismo, las diferentes neurosis, los sueños, la psicopatología de la vida cotidiana, los chistes, para nombrar solo algunas a las que dedicó su fecunda y laboriosa existencia.  Por eso éste año decidimos trazar nuestra línea de trabajo homenajeando al Maestro con nuestro :

            “No olvidemos a Freud”. 

           Como si eso fuese posible….

 

         En 1904 cuando publica “Psicopatología de la vida cotidiana”, muestra con infinidad de ejemplos tomados de su práctica clínica y sirviéndose de la experiencia psicoanalítica, la existencia de “un sentido y una intención detrás de las pequeñas perturbaciones funcionales de la vida cotidiana de los individuos sanos” 

           En ésta obra se percibe un cambio en el estilo de presentación del tema.  Freud parece no sentirse obligado ya a prologar el tratamiento de la cuestión con una dificultosa justificación teórica, como en trabajos anteriores, y entra en materia  sin rodeos desde la primera página.

            Analiza minuciosamente los mecanismos que subyacen al olvido de nombres propios y de palabras extranjeras, las equivocaciones orales o en la lectura y la escritura, los olvidos de impresiones y propósitos, las torpezas, los actos sintomáticos y casuales, los errores y los actos fallidos.  Todos exhiben un carácter común y yace en ellos la posibilidad de referir los fenómenos a un material psíquico incompletamente reprimido, que es rechazado por la conciencia, pero al que no se ha despojado de toda capacidad de exteriorizarse.  Ello sería así porque lo inconsciente, sentencia,  “es rencoroso”.

 

          Contando con tan rico material es que nos propusimos tomarlo parte por parte para articularlo en nuestro “Seminario de Clínica Lacaniana” los terceros martes de cada mes.

 

          En septiembre celebramos nuestras 24° Jornadas :  “Potencia del lenguaje”.   Los invitamos a participar  ya que “cada Jornada es una oportunidad de encuentro para renovar el deseo de transmisión del psicoanálisis en transferencia de trabajo”

          Dejando a su disposición la invitación y Programa de las mismas.  Ansiamos vuestra participación en un encuentro fecundo.